jueves, 9 de agosto de 2012

Si no puede ver correctamente este mail, haga click aquí
Si usted considera que este tema y sus contenidos pueden ser de interés para otras personas SOLICITAMOS SU AYUDA PARA DIFUNDIRLO. Muchas gracias


 “¡Estamos rodeados!”
“¡No los dejemos escapar!”
Por qué hay que conmemorar la Reconquista y Defensa
de Buenos Aires
Porque a partir del rescate de la auténtica "memoria" y alrededor de ella, debe movilizarse la búsqueda de la "verdadera historia de la Patria".
Porque la Reconquista y Defensa de Buenos Aires, derrotando al conquistador inglés, constituye el primer hecho histórico y fundacional del nacimiento de la nueva Nación que luego adoptará la identidad de Argentina.
 Porque tamaña epopeya no puede ser ignorada y borrada del alma colectiva, como lo es hoy y desde hace varias décadas, por la acción cómplice de la masonería,  de sus cipayos y de sus sirvientes nativos de turno.
Porque constituye el único punto referencia espiritual y moral de nuestra historia que se explica por sí mismo, sin necesidad de recurrir a argumentaciones adicionales, y sobre el cual se debe  movilizar y llamar a reunión a los mejores argentinos para  "Reconquistar la Patria" del espíritu entregador de los gobiernos de turno, de la impudicia, de la corrupción y de la inmoralidad de los perdularios que están en el poder o aspiran a ocuparlo; de la codicia de los enemigos de la Nación y, también - es justo y necesario decirlo - del olvido, del desinterés y de la indiferencia cómoda de los propios argentinos.
Por estas razones, una vez más - como lo hacemos sistemáticamente todos los años desde 1994- los Centros Cívicos Patrióticos, Patria Argentina y la Red Patriótica, asumimos la iniciativa de recordar y rendir homenaje a dicha Epopeya y a los hombres que encarnaron las gestas de 1806 y 1807, a sus muertos, heridos y combatientes.
Con ello pretendemos, con todos los argentinos que generosamente participen en esta humilde celebración, a unir nuestro homenaje histórico en una única oración de agradecimiento y de ruego a Dios, Nuestro Señor - y Señor de la Historia – y a su Santísima Madre, bajo las advocaciones de la Virgen de Luján, del Rosario de la Reconquista y Defensa, de la Merced y del Carmen, para que ese hecho histórico ejemplar se constituya en punto de referencia y en un jalón que auxilie y guie a los argentinos que aún batallan, a encontrar la unidad y el camino para la restauración de la Verdadera Tradición Histórica-Cultural y Religiosa de la Patria y para una Nueva y Definitiva Reconquista de la Nación Argentina para mayor Gloria de Dios.
Sabemos que las auténticas fuerzas de la tradición y del nacionalismo han sido arrasadas por sus propios errores, su debilidad, la defección de muchos y por las tentaciones populistas o liberales en que muchas veces fueron entrampados y que a nada condujeron.
Sabemos, también, que a ello contribuyeron - en un contexto de tremenda confusión - los vientos triunfantes del modernismo religioso y cultural; las perversas ideas liberales y marxistas; las prácticas disolventes de la masonería; las utopías progresistas, internacionalistas y mundialistas, y los espejismos de la Globalización, del Nuevo Orden y la pretensión de instaurar un Gobierno Mundial. Todas ellas no han sido otra cosa que emanaciones del perverso poder del imperialismo internacional del dinero, real entidad política-económica de alcance mundial, a pesar de que se niegue su existencia.
Por estas razones, nos dirigimos especialmente a aquellos argentinos que aún sobreviven, a los que no están quebrados ni quieren rendirse, a los que se niegan a entregarse, a los que mantienen alto el espíritu de sacrificio y voluntad de lucha, a los que no se venden ni se dejan comprar, y para todos los que son conscientes de que en esta hora aciaga para el mundo y, particularmente para la Patria, a que elevemos juntos nuestra oración.
No obstante los obstáculos, las dificultades, la falta de recursos y el miedo que inspira el “enemigo de Dios y de la humanidad”, es necesario seguir las palabras de San Pablo: “Tomad, por eso, la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo y, habiendo cumplido todo, estar en pie”. Es preciso mantener firme la Fe en que ¡Para Dios nada es imposible! y ¡Quién como Dios!
Esa fue la situación y el sentir que vivió el General Santiago de Liniers, en la noche del 11 de agosto de 1806, cuando clandestinamente se presentó para orar en la  Iglesia del Convento de las Monjas Clarisas (de clausura), oportunidad en la que les pidió que rezaran durante toda la noche por el triunfo de la epopeya que emprendería al día siguiente. Humanamente la expulsión de los ingleses era una empresa imposible, dada la su gran superioridad militar y la no poca complicidad de algunos sectores nativos "resignados" o “colaboracionistas con el conquistador”.  Sólo la ayuda de Dios pudo hacer posible la Victoria.
Desde una perspectiva puramente humana, la ejemplaridad de Santiago de Liniers es el paradigma del hombre, del héroe y del verdadero católico, que necesariamente debe ser reivindicado, desagraviado e imitado, pese a que la masonería lo condenó al olvido eterno.
¡Que somos pocos! ¡Muy pocos! Es cierto.
Que se trata de una "quijotada". También puede ser, pero ya estamos curtidos - después de tantos años - de caminar al borde del ridículo por la causa de Reconquistar la Patria. Pero la diferencia es que hoy somos mucho más débiles que en 1806.
Todo eso es cierto. Además sabemos que ¡Estamos rodeados! pero, a pesar de ello, tenemos la obligación de no “¡Dejarlos escapar!”
Lunes 13 de agosto, 19.15 Hs.
Iglesia San Juan Bautista (Alsina y Piedras)

No hay comentarios: