domingo, 3 de mayo de 2015

SIN INDUSTRIA ARGENTINA


      Por:  Luis Asis Damasco

 La industria es un factor de innegable e insustituible valor para la existencia soberana de una Nación, es una cuestión que excede lo meramente económico.  Tal es así, que se puede saber el estado político de una Nación según su grado de industrialización.  En nuestro País, el retroceso y extranjerización de la industria nacional es por demás alarmante.
            Desde el 24 de marzo de 1976 hasta el 10 de diciembre de 1983, se cerraron 18.000 industrias, elevándose a 52.000 en 1988; durante la década del “primer mundo”, 108.000 industrias desaparecieron (“Asalto a la Argentina”, Dr. Julio C. González – Editorial Docencia, Bs. As. 2011), demás está aclarar lo que hay que detrás de esas cifras: miseria, desocupación, marginación, etc.  La desindustrialización de la Argentina se pronunció y se aceleró a partir de todo un andamiaje legal que permitió el desguace del Estado y el aniquilamiento del capital nacional, ya sea cerrándose establecimientos fabriles (muchos de cuyos edificios se convirtieron en shoppings o locales de grandes cadenas comerciales) o su sustitución por capitales extranjeros.   La suscripción por parte de la Argentina (54 tratados firmados y ratificados) de Tratados de Promoción y Protección Recíproca de inversiones (TPPI) condicionan fuertemente la industria y, también, la mano de obra nacional; puesto que permiten la libre remesa de ganancias al exterior, no exige requisitos de desempeño (es decir, poner ciertas condiciones para recibir beneficios impositivos, comerciales, etc), se sustraen de la justicia argentina, por el término inversión se entiende prácticamente cualquier cosa, como comprar una empresa argentina sin aumentar su capital, e incluso, despidiendo personal, etc.
Veamos cómo lleva adelante este tema nuestro vecino Brasil (firmó sólo 14 TPPI, sin ratificar ninguno).  Un ejemplo cabal, es la exigencia que los vehículos producidos cuenten con un 70 % de partes fabricadas en Brasil o dentro del bloque del Mercosur (http://www.infobae.com/notas/672606-Brasil-exigira-integrar-70-de-partes-nacionales-o-del-Mercosur-a-automotrices.html); la Argentina en virtud de los tratados mencionados ut supra, no podría tomar esa decisión.
 En Brasil se encuentra el BNDES:  El Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social  es el principal Agente de Desarrollo en Brasil. Desde su fundación en 1952, el BNDES desempeña un papel clave en el fomento de la expansión de la industria y la infraestructura del país. A lo largo de su historia, su actuación ha evolucionado de acuerdo a los desafíos socioeconómicos brasileños, llegando a cubrir el apoyo a la exportación, a la innovación tecnológica, al desarrollo socioambiental sostenible y a la modernización de la gestión pública.
El Banco ofrece varios mecanismos de apoyo financiero a las empresas brasileñas de todos los tamaños y entidades públicas, que permite la inversión en todos los sectores económicos. En cualquier negocio apoyado, desde la fase de análisis inicial hasta el acompañamiento, el BNDES hace hincapié en tres factores estratégicos a ser llevados en cuenta: la innovación, el desarrollo local y el desarrollo del medio ambiente”. (Fuente: http://www.bndes.gov.br/SiteBNDES/bndes/bndes_es/Institucional/BNDES).
            Es de destacar que el BNDES  “fue establecido el 20 de junio de 1952, en virtud de la Ley 1.628, como una agencia gubernamental, con el objetivo de desarrollar y llevar a cabo las políticas nacionales de desarrollo económico. Posteriormente, según la Ley 5.662, del 21 de junio de 1971, el BNDE se convirtió en una empresa estatal de derecho privado, que se tradujo en una mayor flexibilidad para la captación y aplicación de recursos, además de menor interferencia política.”
 “El Banco fue pieza fundamental en la política brasileña de substitución de importaciones en los años 1970, lo que condujo a la formación del más completo parque industrial de América Latina. Se iniciaron las inversiones en segmentos aún incipientes en Brasil, tales como la informática y la microelectrónica”. (Fuente: http://www.bndes.gov.br/SiteBNDES/bndes/bndes_es/Institucional/BNDES/historia.html).
            Ese banco ha posibilitado la compra por parte de empresas brasileras de empresas argentinas consideradas otrora como insignias de la industria argentina, por ejemplo, Loma Negra (productora de cemento, básico para la construcción, que a su vez ésta es considerada fundamental en la economía argentina) y Alpargatas.  Pero ello no ha sido por el simple movimiento de capitales, sino que es una finalidad expresa del BNDES: “como inductor del desarrollo, dispone de una línea específica para la internacionalización de empresas brasileñas. El objetivo es estimular la inserción y el fortalecimiento de compañías en el mercado internacional, a través del apoyo a inversiones o proyectos a ser realizados en el exterior.
Además del apoyo financiero a las exportaciones de productos brasileños, el BNDES auxilia en la inserción internacional de las empresas por medio de la identificación de oportunidades y de la orientación a la estructuración de los proyectos de la organización fuera de Brasil”. (Fuente:http://www.bndes.gov.br/SiteBNDES/bndes/bndes_es/Institucional/BNDES_Internacional/internacionalizacion.html).  Suerte para Brasil, que no tuvo (como sí padecimos y padecemos nosotros) publicistas que hayan bregado por desproteger absolutamente a nuestra mano de obra nacional y a nuestra industria.
            No es la primera vez que sucede, en el siglo XIX, fue Irineo Evangelista Da Souza, Barón de Mauá, quien financió la extraordinaria expansión del Imperio del Brasil, aportando capitales para la Batalla de Caseros (3 de febrero de 1852), campaña militar contra la Confederación Argentina gobernada por el Restaurador Gral. Don Juan Manuel de Rosas y la funesta Guerra de la Triple Alianza (1865-70), deshaciéndose de dos poderosos rivales, Argentina y Paraguay respectivamente, los principales figurones que apoyaron eso fueron Urquiza, Mitre y Sarmiento.
            Diferencias cruciales con la Argentina, Brasil hoy es toda una potencia económica, tiene empresas líderes en el mundo, por ejemplo como la JBS, iniciales de su fundador, José Batista Sobrinho, fundada en 1953, hoy factura 37.000 millones de dólares, es la segunda empresa de alimentos del mundo, “se convirtió en emblema de “conquistador” empresario en los años de Lula, al afianzarse como la mayor empresa de producción y procesamiento de carne del mundo.  Y como gran exportador, ya que sus ventas a 150 destinos representan 15.290 millones de euros…ese ascenso se hizo especialmente a fuerza de múltiples adquisiciones, dentro y fuera del país, con el sostén, a comienzos de la década pasada, de fondos del Banco Nacional del Desarrollo (BNDES), poderoso brazo financiero de Brasilia.” (Suplemento “iEco”, Clarín 15/03/15).
Brasil fortaleció el mercado interno y exporta cada vez mas, nosotros, el mercado interno languidece por la inflación y se exporta cada vez menos, perdiéndose mercados tradicionales.  Vemos cómo Brasil ingresó al “primer mundo”, tan célebre para nosotros, a través del Estado, financiando a sus empresas para que se expandan en todo el mundo (para ellos la “globalización” fue una bendición, y no una maldición, todo depende de qué política se adopta) y no como Argentina que pretendió pertenecer al “primer mundo” desmantelando el Estado y sus empresas nacionales, en suma, DESCAPITALIZÁNDOSE.  Hoy vivimos  sólo una caricatura de industrialización, se celebra que una empresa extranjera “nos haga el favor” de instalarse en el País y darle trabajo a un par de cientos de trabajadores, sin mencionar que esa empresa nos descapitalizará progresivamente, pues podrá remitir todas sus ganancias sin ningún tipo de condicionamiento; si es que se fabrica algo, podrá incluso, ante nuestra impotente mirada, importar lo que quiera para completar y/o complementar el proceso industrial que se tratase; le pagará al trabajador argentino un salario que puede llegar a equivaler, por dar un ejemplo, a la décima o a la centésima parte de la ganancia que se “fuga”, es decir, por cada salario argentino, se podrían estar yendo 10 o 100 salarios para “afuera”, ¿cuál es el beneficio?.  Los acuerdos con China sólo van a empeorar las cosas para nuestra industria, para ejemplo basta mencionar los ferrocarriles adquiridos recientemente, que podrían haber sido fabricados en el País, y así en muchas otras cuestiones es lo mismo, entregarle a extranjeros negocios y empresas que perfectamente podrían realizar argentinos, con un poco de ayuda financiera y compromiso político como hace cualquier país serio que pretende sobrevivir como entidad soberana.

No hay comentarios: