viernes, 25 de noviembre de 2016

DESTINO DEL NACIONALISMO

Supongamos que las democracias se sientan lo bastante fuertes como para vencer el bolchevismo. ¿Se debería sacar la conclusión de que el nacionalismo perdería, con eso, su razón de ser, y que no tendría un papel en la vida de los pueblos?
El error sería grande. Las naciones están amenazadas por el bolchevismo, de un peligro agudo e inmediato, pero incluso sin la intervención del azote bolchevique, pueden perder su equilibrio vital.
El hombre de nuestra época está demasiado desprovisto de vida interior, para que pueda prescindir de la ayuda del nacionalismo.
Privado de ésta fuerza espiritual, estará entregado a las ideas y a las concepciones políticas más nocivas.
Sin la viva presencia del nacionalismo, sin la acción permanente de ese principio en la conciencia del individuo, las masas populares anularían el cuadro natural de la historia, formando categorías étnicas, y se confundirían en una mezcla degradante de razas, pueblos y culturas.
El nacionalismo no es sólo una ideología útil en el momento actual; el nacionalismo es el elemento creador de la historia, un elemento que será aun más indispensable en el futuro.
Prologo del libro de Horia Sima “El destino del Nacionalismo” (Edición 1965)

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